Hay ciertas creencias y costumbres sobre la alimentación que se necesitan en nuestra sociedad en forma de mitos alimentarios y pueden perdurar en el tiempo. Algunas de ellas no suponen ningún riesgo, pero el problema ocurre cuando éstas pueden afectar negativamente a la salud. Por eso, intentar identificarlas y romper los falsos mitos es muy necesario. Por este motivo, la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) ha seleccionado algunos de los que se consideran más comunes en nuestro entorno para desmontarlos y facilitar un patrón alimentario más saludable.
La preocupación por la salud y la alimentación ha aumentado considerablemente en las dos últimas décadas. Parte de la población ha empezado a dar importancia a la alimentación, pero, a su vez, es difícil tener un conocimiento riguroso por la cantidad de información que recibimos a través de diferentes canales (de profesionales, de mensajes en las redes sociales, en las revistas, en los periódicos, en la radio y en la televisión, etc.), tanto en forma de publicaciones como a partir de campañas publicitarias o de antiguas creencias populares más o menos rigurosas.
Existe un sinfín de mitos relacionados con la alimentación, alguno de ellos tienen su origen en las modas alimentarias y las campañas publicitarias. Algunos carecen de sentido y son fácilmente refutables; otros no van por mal camino, pero la evidencia científica demuestra que no son exactamente así; otros son contradictorios; otros desmentidos muy a menudo, pero que todavía perduran, etc. Una forma de acabar con estos mitos es cuestionar toda la información que nos llega y no dar por verdadera cualquier cosa que escuchemos. Es importante investigar, informarnos consultando con profesionales, contrastar la información y aplicar el pensamiento crítico en nuestra alimentación.
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