La Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) ha analizado la problemática relacionada con el juego de apuestas o de azar desde la perspectiva de la salud pública. El objetivo de este análisis es proponer un marco conceptual para comprender los determinantes sociales del juego de apuestas y sus daños asociados, que contribuya a establecer políticas de prevención para reducir su impacto en la salud. Las conclusiones se presentan en este informe.
El juego de apuestas o de azar es una actividad de ocio legítima en muchos países y de la que hacen uso muchas personas. Sin embargo, hay algunas que experimentan daños significativos como resultado de los juegos de azar. Estos daños que pueden ser de carácter económico, social o de salud física y mental, no sólo los sufre el individuo que juega sino que afectan a la familia, la comunidad y toda la sociedad.
El trastorno por juego de apuestas está reconocido como trastorno mental desde 1980 y está clasificado en los manuales de diagnóstico de referencia como trastorno adictivo por su similitud con el trastorno por consumo de sustancias. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido este trastorno y sus daños asociados como un problema de salud pública emergente. Por ello, es importante valorar los daños asociados al juego de apuestas, teniendo en cuenta los ejes de desigualdad y sus determinantes y así poder establecer las intervenciones de prevención necesarias.
Así pues, el marco propuesto por la ASPB sitúa la evidencia actual en el modelo de desigualdades en salud y analiza la importancia del contexto socioeconómico y político, de los ejes de desigualdades, de los factores individuales y sociales, y del sistema sanitario en la desigualdad en salud asociada al juego de apuestas que sufren los grupos más vulnerables. El informe concluye que los principales determinantes responsables de las desigualdades en salud también explican las desigualdades en los daños asociados a los juegos de apuestas produciéndose una paradoja por la que los colectivos más vulnerables (jóvenes, mujeres, migrantes y personas con estatus socioeconómico bajo), aunque juegan menos, sufren más los daños asociados.