Desde principios de 2020 la salud de la población ha sufrido el impacto de la pandemia de la COVID-19. Este año, el informe «La Salud a Barcelona 2020», realizado por la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), describe su efecto en la ciudad y ofrece datos relevantes sobre la salud de la población residente en Barcelona, los principales determinantes y desigualdades sociales en la salud, teniendo en cuenta este impacto. Para ofrecer una visión más completa, el análisis incorpora también algunos datos de 2021, como los primeros resultados de la Encuesta de Salud de Barcelona (ESB) y la Encuesta Factores de riesgo en la Escola Secundaria (FRESC).
Por otra parte, el documento muestra algunas acciones realizadas desde la ASPB para dar respuesta a los retos diversos que la pandemia ha supuesto para la prevención, promoción y protección de la salud y para planificar las acciones en la ciudad, a la vez que apunta a los retos futuros que habrá que abordar para garantizar y mejorar la salud de la población.
En cuanto a los indicadores de salud, el informe señala que la pandemia ha supuesto un descenso, en 2020, del número de nuevos diagnósticos de enfermedades crónicas, cánceres y nuevos casos de ansiedad y depresión. Este descenso se observa en todos los grupos de edad y en ambos sexos. En este sentido, el documento apunta que habrá que analizar próximamente el impacto en la salud de este infradiagnóstico generalizado a causa de la pandemia.
Por su parte, el informe concluye que la pandemia ha empeorado la salud mental de la población de la ciudad. Aunque en 2020 descendieron los diagnósticos relacionados con trastornos psicológicos, estos supusieron un importante porcentaje de los nuevos diagnósticos realizados en la atención primaria. Además, según los primeros datos de la ESB, la prevalencia de mala salud mental ha aumentado en todas las edades sobre todo en las mujeres. Asimismo, en cuanto a la población adolescente, los primeros datos de la Encuesta FRESC ponen de manifiesto un incremento del porcentaje de chicos y chicas de 13 a 19 años en riesgo de sufrir un problema de salud mental. Este porcentaje es mayor en la población adolescente de barrios de nivel socioeconómico más desfavorecido, y especialmente en ellas.
El informe también constata que las desigualdades sociales se han traducido en una desigual distribución social de la COVID-19. Las condiciones de vida y trabajo no han sido las mismas para todos, en consecuencia, la epidemia ha afectado más a las personas de nivel socioeconómico más desfavorecido, con una incidencia de la enfermedad más alta y unas coberturas vacunales más bajas. En cuanto al género, la pandemia ha afectado por lo general más a las mujeres.
Cabe recordar que la monitorización de estas desigualdades desde el inicio de la pandemia por parte de la ASPB ha permitido diseñar acciones encaminadas a reducirlas que han tenido distintos objetivos según las necesidades detectadas en cada momento. Por ejemplo, ofrecer espacios para ayudar a hacer cuarentenas, facilitar necesidades básicas de las personas con peores condiciones de vida, intensificar la información de prevención a pie de calle en los barrios más afectados por la pandemia y realizar intervenciones comunitarias para aumentar la cobertura vacunal en los barrios menos vacunados.
Por último, el documento destaca, que los indicadores ambientales como la calidad del aire, el ruido y la movilidad han mostrado reducciones significativas pero temporales. Y señala que en el actual contexto de emergencia climática habrá que seguir impulsando políticas que mejoren estos indicadores por su relevancia en la salud de las personas.