El 24 de marzo se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis con el objetivo de concienciar a la población sobre el impacto en salud y las consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la tuberculosis en el mundo así como para intensificar los esfuerzos para frenar la enfermedad. Este año, la conmemoración tiene el lema El tiempo corre.
La situación provocada por la pandemia ha supuesto nuevos retos para el control de la tuberculosis. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el inicio de la pandemia ha bajado la notificación de casos en todo el mundo, incluso en países con alta incidencia y mortalidad por la enfermedad. Esto, según la OMS, puede estar relacionado con los efectos de la pandemia y puede suponer dar pasos atrás en los avances alcanzados en los últimos años contra la tuberculosis. Por ello, instó a seguir mejorando los programas de prevención y control de la tuberculosis y mantener activos los servicios esenciales para las personas que padecen la enfermedad.
En 2020, según los datos aún provisionales, la incidencia de la tuberculosis en la ciudad se redujo un 16,5% respecto de 2019. Así, durante el 2020 se detectaron 249 casos de tuberculosis en la ciudad (vs. 305 2019 ). Esto representa una incidencia de 15,2 casos por 100.000 habitantes (vs. 18,2 casos por 100.000 habitantes en 2019) en la ciudad. La enfermedad sigue siendo más frecuente en los hombres con 174 casos, un 69,9% de, que en las mujeres con 75 casos, un 30,1% (vs. 192 hombres y 113 mujeres en 2019).
El año 2019, sin embargo, se observó un cambio en la tendencia descendente de los últimos años aumentando la incidencia de la tuberculosis en Barcelona, sobre todo en hombres (25,5% respecto de 2018) y personas migrantes. Según los datos de 2019, destacaban entre los principales factores de riesgo el tabaco, la exclusión social y el consumo abusivo de alcohol, sobre todo en hombres.
Una de las posibles causas de esta bajada en los casos de tuberculosis pueden ser las medidas aplicadas contra la COVID-19 (lavado de manos, distancia, mascarilla, ventilación de espacios, y restricción de movimiento y de contacto social) que también son efectivas en el control de la tuberculosis. Pero también puede estar relacionada con otros factores que tienen que ver con la gestión necesaria para la vigilancia y el control sanitario y epidemiológico de la COVID-19.
La situación generada por la pandemia ha supuesto el desvío de buena parte de los recursos humanos, económicos y asistenciales a la COVID-19. Esto, junto con la reorganización de algunos servicios asistenciales y de vigilancia activa, puede afectar a la notificación y detección de casos. Por otro lado, también preocupa el impacto de la pandemia en el retraso diagnóstico (tiempo entre el inicio de síntomas y el inicio de tratamiento), en la reducción de la realización de los estudios de contactos y, por tanto, la menor detección de casos de tuberculosis latente, así como el seguimiento de los pacientes, el cumplimiento de los tratamientos y la realización de cribados en colectivos de riesgo. Por eso, hay que volver a priorizar las actividades de vigilancia, prevención y control de la enfermedad para minimizar su impacto en poblaciones en situación más desfavorecida
Nota de prensa
Informe “La Salut a Barcelona 2019”
Abordaje de la Tuberculosi en la Ciudad
Organitzación Mundial de la Salud (OMS): Tuberculosis and COVID-19
Día Mundial de la Tuberculosi 2021