La mala salud mental es muy elevada en personas con inseguridad residencial. Esta situación se agrava en las que soportan múltiples privaciones y es especialmente acusada en mujeres. Asimismo, estas personas suelen sufrir diferentes ámbitos de privación material, como la pobreza energética o la inseguridad alimentaria. Éstas son las principales conclusiones de un estudio del grupo de Vivienda y Salud de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) con la participación del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).
Este estudio, que ha sido publicado en Journal of Urban Health, ha contado con la colaboración de la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca y la Alianza contra la Pobreza. En concreto, incluye a 256 mujeres y 104 hombres que acudieron por primera vez a estas entidades entre 2017 y diciembre de 2019 y que reportaron precariedad en la vivienda.
Este trabajo de investigación estudia cómo la relación de la tenencia de la vivienda y convivir con inseguridad residencial y pobreza energética y/o inseguridad alimentaria afecta a la salud mental. En este sentido, se analizan tres indicadores: riesgo de mala salud mental, la ansiedad y/o depresión autodeclarada y el uso de psicofármacos.
En todos ellos, las personas participantes en el estudio han reportado porcentajes muy elevados. Concretamente, la probabilidad de sufrir mala salud mental era del 89% en mujeres y del 85,3% en hombres. Estos porcentajes son muy superiores a los observados en población general en Barcelona (19,5% y 14,5% respectivamente).
Además, los resultados apuntan a que entre las mujeres, la salud mental era peor en aquellas que vivían en una vivienda ocupada y con inseguridad alimentaria. Así pues, a mayor número de situaciones de privación material empeoraba esta condición. Entre los hombres, los resultados no mostraron un patrón tan claro. Sin embargo, los que sufrían mayor coexistencia de inseguridades también tenían peor salud mental.
En consecuencia, según el estudio, la interacción entre diferentes dimensiones de privación material, que se dan de forma simultánea en el seno de los hogares, plantea la necesidad de abordar los fenómenos como la inseguridad residencial y la pobreza energética de forma no aislada . Al respecto, el Grupo de investigación de la ASPB considera que las personas responsables de las políticas públicas deberían abordar esta problemática teniendo en cuenta la complejidad de las personas que sufren inseguridad en la vivienda.
El CIBER (Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red) depende del Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Ciencia e Innovación) y está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). El área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) está formada por 48 grupos de investigación de excelencia, de carácter multidisciplinar y multicéntrico. La ASPB lidera tres grupos de investigación de la red CIBER de Epidemiología y Salud Pública centrados en el estudio de la epidemiología social y las desigualdades, la evaluación de intervenciones y políticas de salud pública y las enfermedades transmisibles,
Foto: Joaco Barcala