La Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) ha analizado la incidencia de la COVID-19 en las dos primeras oleadas de la epidemia en la ciudad según diferentes ejes de desigualdad: sexo, edad, área geográfica (sección censal) e ingresos . Lo ha hecho a partir de la evolución diaria de persones con COVID-19,confirmada con prueba diagnóstica (PCR o test de antígenos), no institucionalizadas y residentes en la ciudad. Las conclusiones se han publicado recientemente en la revista científica internacional Environmental Research and Public Health.
Desde el inicio de la pandemia se empezó a evidenciar como algunas de las consecuencias de la COVID-19 se reflejaban de manera desigual en la población. Esta nueva análisis hecho por la ASPB confirma que en Barcelona existen desigualdades sociales en la incidencia de la enfermedad, que se acentúan especialmente en la segunda ola. Según los resultados, la Covidien-19 afectó más a las mujeres hasta los 64 años en las dos oleadas. Entre los grupos de mayor edad, sin embargo, los hombres fueron más vulnerables. Se detectaron evidentes desigualdades geográficas en la incidencia de la Covidien-19 en la ciudad. Las áreas con menos ingresos sufrieron una mayor incidencia, sobre todo durante la segunda ola.
Tal como se explica en el artículo, en el análisis de las dos olas se observan diferencias entre los dos períodos. Para entenderlas, hay que tener en cuenta que durante la primera ola las pruebas PCR se hacían principalmente a los hospitales. Por tanto, el perfil de personas afectadas corresponde a los casos más graves y al personal sanitario. Durante la segunda ola, sin embargo, aumentó capacidad diagnóstica y se incorporaron los tests rápidos de antígenos. Así, las pruebas se extendieron, a los centros de atención primaria, a todos los casos y contactos. Además, se utilizaron en la estrategia de cribados masivos.
Así pues, en la primera ola (del 1 de marzo al 15 de julio de 2020) se observa que las personas mayores fueron las más afectadas por la COVID-19, especialmente los hombres, y se empieza a evidenciar un patrón desigual según los ingresos registrados en el área de residencia. Por el contrario, en la segunda ola (del 16 de julio al 30 de noviembre de 2020), la Covidien-19 afectó a la población más joven, especialmente el grupo de 15 a 34 años, sin diferencias significativas según sexo, y se acentuó el patrón de desigualdad económica. Las áreas de la ciudad con menos ingresos fueron las más afectadas. El exceso de mortalidad fue mayor en la primera ola (alrededor de 3.400 muertos) que en la segunda (alrededor de 700 muertos), en ambos casos este exceso fue mayor en los hombres.
En cuanto a las diferencias entre mujeres y hombres, el estudio argumenta que las mujeres son especialmente vulnerables a sufrir la enfermedad porque están más expuestas a la infección. Hay más mujeres que trabajan en el ámbito social y de la salud, y asumen el rol de cuidados con más frecuencia en el ámbito familiar. Igualmente, hay que tener en cuenta que sufren más las consecuencias derivadas de las medidas adoptadas y hay evidencia de que las situaciones de inestabilidad y confinamiento aumentan la violencia de pareja. Por el contrario, según se expone también, la incidencia de casos graves y mortalidad es más elevada en los hombres debido a varios factores. Por un lado, existen diferencias biológicas entre hombres y mujeres, ellas tienen un sistema inmunitario más fuerte. Por otro, algunas enfermedades relacionadas con la COVID-19 son más comunes en los hombres, así como algunos hábitos asociados también a enfermedades crónicas (consumo de tabaco o alcohol).
Respecto a las desigualdades socioeconómicas, el estudio destaca su vínculo con las condiciones de vida y trabajo que se suman a las desigualdades en salud ya existentes. Las personas con menos recursos tienen viviendas y trabajos más precarios, así como una peor salud con más trastornos crónicos. Además, el acceso y comprensión de la información sobre las medidas puede ser más limitada.
Los autores recuerdan que conocer el patrón de riesgo según los ejes de desigualdad es clave para identificar los grupos más vulnerables y priorizar áreas de acción a la hora de diseñar e implementar estrategias de prevención desde el ámbito de la salud pública, pero también desde otras áreas. De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona ya ha puesto en marcha programas dirigidos a zonas concretas con el objetivo de facilitar el confinamiento de las personas enfermas y de acercar los mensajes de prevención de la infección.
Finalmente señalan que las consecuencias de las medidas adoptadas para contener la enfermedad afectarán también de forma desigual a la población. Así pues, aunque son difíciles de predecir sus efectos en la salud de las personas, es previsible que aumenten las desigualdades en salud en la ciudad. Concluyen que será fundamental hacer un seguimiento del impacto en salud de la pandemia más allá de la enfermedad y de las desigualdades que se deriven.
Se puede seguir la evolución de la COVID-19 en Barcelona según diferentes ejes de desigualdad en la web interactiva #COVID19aldiaBCN de la ASPB.
Nota de premsa (cat)
Nota de prensa (esp)
Marí-Dell’Olmo, M.; Gotsens, M.; Pasarín, MI.; Rodríguez-Sanz, M.; Artazcoz, L.; Garcia de Olalla, P.; Rius, C.; Borrell, C. Socioeconomic Inequalities in COVID-19 in a European Urban Area: Two Waves, Two Patterns. Int. J. Environ. Res. Public Health 2021,18, 1256. https://doi.org/10.3390/ijerph18031256