Las restricciones y los cambios en la movilidad provocadas por la COVID-19 supusieron una mejora sin precedentes de la calidad del aire en Barcelona en 2020. Así lo recoge el último informe anual de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB). Según la evaluación hecha por la ASPB, si la contaminación habitual (2018-2019) se redujera permanentemente a los niveles de 2020, se estima que en la ciudad se evitarían alrededor de 600 muertes al año. Este descenso también evitaría el 19% de los nuevos casos de asma infantil (unos 300 casos anuales), y el 5% de los nuevos casos de cáncer de pulmón (unos 50 casos anuales).
En el año 2020, por primera vez desde que se tienen registros, se cumplió en todas las estaciones de vigilancia de la ciudad el nivel guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el valor límite anual de la Unión Europea (UE) con respecto al NO2 (40 g / m3). Este contaminante está muy relacionado con las emisiones del tráfico y es el que más descenso ha tenido. Las partículas también han llegado a mínimos históricos, pero su reducción fue menos marcada que el NO2, dado que la contribución del tráfico en su generación es menor y depende también de otras fuentes contaminantes. A pesar de la fuerte mejora, en 2020 se siguieron superando los niveles guía de la OMS tanto de las partículas PM10 como PM2.5 (PM10: 20 g / m3 / PM2.5: 10 g / m3), aunque si cumplieron el nivel legal propuesto por la UE.
Según se expone en el informe, la reducción de la contaminación durante el 2020 también se tradujo en una drástica reducción de los niveles de exposición de la población y las escuelas de Barcelona, frente a los niveles habituales (2018 hasta 2019).
La contaminación del aire es un problema de salud pública de primera magnitud y, en el caso de la ciudad de Barcelona, está estrechamente vinculada al tráfico motorizado. La evidencia científica constata que la exposición crónica a niveles altos de contaminación está relacionada con un impacto importado en la salud de las personas, tanto por la carga de enfermedades como por la mortalidad. En este sentido, la reducción de los niveles de contaminación observada en 2020 es muy relevante desde el punto de vista del impacto en salud.
Entre sus conclusiones, el informe de la ASPB señala que en 2020, estrictamente en cuanto a la calidad del aire en la ciudad, ha resultado una especie de experimento natural del que se pueden extraer informaciones muy útiles en cuanto a la contaminación y su impacto en la salud. Sin embargo, no se puede obviar que la pandemia ha supuesto una fuerte crisis sanitaria, económica y social, con un exceso de mortalidad en Barcelona, estimada alrededor de las 4.200 muertes. Así pues, destaca que el reto actual es poder lograr la mejora de la calidad del aire mediante políticas públicas y cambios sociales decisivos que garanticen una reducción contundente de las emisiones de contaminantes atmosféricos y en consecuencia el impacto en salud.
Calidad del aire. Informe 2020 [PDF]