La exposición ambiental a los CEM de origen antropogénico no ha parado de crecer desde el siglo XX, principalmente debido a los cambios tecnológicos: primero el incremento de la demanda de electricidad, y más recientemente, los sistemas de comunicación inalámbrica. Este hecho presenta muchos retos para los responsables de la salud pública, dado que deben combinar la evidencia científica insuficiente sobre los riesgos para la salud, la necesidad de operar con instalaciones existentes (y decidir sobre la ubicación de nuevas instalaciones) y la controversia pública que el emplazamiento de algunas de estas instalaciones genera cuando la tecnología asociada a éstas tiene una gran popularidad y aceptación entre la población.
Los responsables políticos se encuentran ante la necesidad de atender las reivindicaciones de colectivos de vecinos, médicos y afectados por los síndromes de sensibilidad central, en un entorno de creciente demanda tecnológica, que está aumentando la exposición de la ciudadanía a los diferentes tipos de campos electromagnéticos no ionizantes, tanto dentro como fuera de las viviendas.
En este escenario, la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) ha trabajado en una revisión sobre el estado del conocimiento actual de los campos electromagnéticos no ionizantes y sus efectos para la salud con el objetivo de proponer acciones basadas en el estado del conocimiento existente, que se puedan llevar a cabo en la ciudad y que puedan ser de ayuda de cara a la investigación, y a las personas que se declaran afectadas por esta exposición.
«Efectes en la salut dels camps electromagnètics. Barcelona 2019» de l`Agència de Salut Pública de Barcelona
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